Los relojes, y en particular los relojes suizos de pulsera, son piezas minuciosas de ingeniería que combinan diseño, tecnología y artesanía. Desde su concepción hasta su ensamblaje final, cada reloj pasa por etapas complejas de fabricación que garantizan precisión, estilo y durabilidad.
En este artículo exploramos cómo se hace un reloj, centrándonos en los relojes suizos Victorinox. Verás desde la selección de materiales hasta el control de calidad final, incluyendo tecnologías como el movimiento de cuarzo, el cronógrafo o el taquímetro.

Victorinox: de las navajas suizas a los relojes
La excelencia en relojería fue una evolución natural para Victorinox. Nuestra experiencia trabajando el acero inoxidable de alta resistencia en las navajas nos dio la base para dominar también la relojería.
En nuestro Centro de Competencia de Relojes Suizos, ubicado en Delémont, diseñamos, desarrollamos, fabricamos y probamos cada reloj en el corazón de la región relojera de Suiza.
- Producimos biseles, cajas y soportes de movimiento de acero y titanio.
- Transformamos el carbón suizo para lograr relojes resistentes a golpes y rayaduras.
- Probamos correas hasta 200 newtons y amortiguadores que soportan 3 kg de presión.
Cada detalle se perfecciona a mano: nuestros artesanos biselan y terminan cada reloj con precisión, mientras la tecnología asegura consistencia. Así, cada modelo Victorinox fusiona 140 años de herencia en acero con la tradición relojera suiza más exigente.
Etapa de diseño: así nace un reloj suizo
El primer paso en la fabricación de un reloj es el diseño. Ingenieros y diseñadores colaboran para definir la estética y la funcionalidad. Se crean bocetos y modelos 3D para visualizar el reloj desde todos los ángulos y evaluar su ergonomía.
En esta fase se deciden detalles como:
- El tamaño y forma de la caja del reloj.
- La disposición del dial o esfera y las subesferas (en relojes con cronógrafo, calendario u otras funciones).
- Los materiales para la correa, manecillas del reloj, cristal y caja.
- La resistencia al agua y los elementos de estilo.
El movimiento del reloj: cuarzo, mecánico y automático
El corazón de cualquier reloj es su movimiento, que puede ser de cuarzo o mecánico. Existen también movimientos automáticos, que combinan el mecanismo de los relojes mecánicos con un rotor que permite la carga automática mediante el movimiento del usuario.
¿Cómo funciona un reloj de cuarzo?
Este movimiento se basa en la vibración de un cristal de cuarzo impulsado por una batería. Esta vibración genera una frecuencia precisa, que regula el paso del tiempo. Sus componentes son fabricados con alta precisión en laboratorios especializados, donde se ensamblan circuitos miniaturizados y micromotores.
¿Cómo funciona un reloj automático o mecánico?
Un reloj mecánico está compuesto de cientos de pequeñas piezas, incluyendo engranajes, resortes y ruedas. Estos componentes son fabricados con máquinas de alta precisión y, en muchos casos, ensamblados manualmente por relojeros expertos. Se requiere una habilidad excepcional para ajustar cada parte de modo que el reloj funcione con la máxima exactitud posible.
Los movimientos mecánicos pueden ser de cuerda manual o automática. En los automáticos, un rotor oscilante carga el muelle real con el movimiento del usuario, eliminando la necesidad de dar cuerda manualmente.
Descubra también qué es un reloj analógico aquí
Ensamblaje y ajuste
Una vez listos los componentes, los relojeros ensamblan el movimiento dentro de la caja. Posteriormente, se instalan la esfera, las agujas y el cristal protector. Este proceso es extremadamente meticuloso, ya que cualquier partícula de polvo o desajuste podría afectar el rendimiento del reloj.

Una vez listos todos los componentes, el relojero procede al ensamblaje:
- Se monta el movimiento dentro de la caja.
- Se instalan la esfera y las manecillas.
- Se coloca el cristal protector.
En relojes de alta gama, el ensamblaje del movimiento se realiza de forma manual, con pruebas de ajuste y lubricación en cada paso. La precisión del ensamblaje es crucial para garantizar la exactitud del reloj y su resistencia a factores externos como golpes y temperatura.
Control de calidad y pruebas
En Victorinox, cada reloj se somete a rigurosas pruebas de calidad que superan los estándares de la industria. Un amortiguador y un péndulo pueden resistir hasta 3 kg de presión, mientras que todas nuestras correas son probadas con una fuerza de 200 newtons para garantizar su resistencia y durabilidad. Esta meticulosidad no es casualidad: es el reflejo de más de 140 años de experiencia buscando la excelencia en cada detalle. Ese ADN de precisión e innovación está presente en cada reloj que construimos, ofreciendo a quienes lo llevan no solo un instrumento para medir el tiempo, sino también la confianza de estar siempre preparados.
Colocación de la correa y empaque
El último paso es la instalación de la correa, que puede ser de cuero, metal, caucho o nylon. Las correas de cuero suelen fabricarse con pieles de alta calidad y requieren procesos de curtido y costura manual. Las de metal se ensamblan eslabón por eslabón y se prueban para garantizar su resistencia y comodidad.
Finalmente, el reloj es empaquetado en cajas diseñadas para protegerlo y resaltar su exclusividad. Algunas marcas incluyen certificados de autenticidad y manuales de usuario detallados.
Disfrute la calidad suiza de los relojes Victorinox
Los relojes Victorinox representan lo mejor de la ingeniería suiza: durabilidad, diseño funcional y una herencia de precisión. Desde el diseño hasta el ensamblaje, cada modelo pasa por controles estrictos que garantizan la más alta calidad.
Ya sea un modelo clásico con correa de cuero, un cronógrafo deportivo, o un reloj automático con movimiento visible, un Victorinox es una pieza pensada para acompañarte por años.

Los relojes no solo miden el tiempo: también expresan estilo, personalidad y precisión. En Victorinox, cada reloj está diseñado para durar y destacar. Ya sea que busques un reloj casual o uno elegante para llevar con terno, encontrarás una pieza que combine contigo.
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